La realidad es compleja y ocurre constantemente:
Cuando alguien reduce ciertos temas a
una explicación corta, algo que llega a la gente y suena muy bien y
le aplauden, es mentira.
Detrás de crisis climáticas, virus y
otra propaganda está la verdadera crisis de la que poca gente habla.
No me refiero a la crisis financiera, se trata de lo que de verdad
está marcando los tiempos, esas fechas en las agendas que siguen los
políticos. Estoy hablando de la crisis energética.
El comportamiento humano debe ser uno
de los temas más estudiados. Quienes nos conocen mejor que nosotros
mismos utilizan este conocimiento contra nosotros.
Algo que veo por todos lados es nuestra
tendencia a meternos en grupitos, apuntarnos a ideologías más o
menos oficiales, paquetes de pensamiento. Después prestamos atención
a lo que encaja con el mapa de la realidad que ya tenemos, y lo que
no encaja lo metemos debajo de una alfombra disimuladamente. Un
ejemplo de este comportamiento es la gente que muestra interés por
las grandes conspiraciones que sin duda existen por un lado, y por
otro el grupo de los que se interesan por temas científicos como la
crisis energética. Seguramente la mayoría no reconocería estar en
ningún grupo, pero lo cierto es que rara vez estas personas
mantendrán contacto y mucho menos un debate enriquecedor, de haber
algún contacto probablemente sea para atacarse, al igual que hacen
el resto de grupos. Por supuesto esto es fomentado y aprovechado por
esa gente que tan bien nos conoce.
A quienes nos controlan les gusta
causar confusión y que les veamos como algo sobrenatural. Una buena
imagen de esto es El mago de Oz. Cuando
entran a ver al mago se encuentran con un espectáculo teatral
destinado a intimidarlos, la realidad es
un viejecito moviendo palancas detrás de una cortina. Aquí llegamos
a la crisis energética. Parece que nuestros todopoderosos
controladores detrás de la cortina no conocen limitaciones físicas
de ningún tipo, pero lo cierto es que es todo un gran teatro. En
gran parte su poder viene del derroche de recursos fósiles. Detrás
del circo financiero hay algo real, la brutal energía concentrada
del petróleo. No es un recursos más. Párate a mirar cualquier
cosa, la ropa que llevas puesta, los cacharros que utilizas, lo que
comes. No es ningún secreto que este tinglao económico depende de
los combustibles fósiles.
La
verdadera crisis que estamos viviendo es la energética. El petróleo
no se acaba de un día para otro pero no hace falta. Es un problema
complejo y no soy ningún experto en el tema. Básicamente lo que nos
importa es la energía neta que nos proporcionan los combustibles
fósiles, la que nos queda después de restar la energía que hemos
consumido para extraerlos. Esta energía neta depende de lo que
llaman la tasa de retorno, la relación entre lo que inviertes y lo
que obtienes. Cuanto más baja es esta tasa más impacto tiene en la
energía neta. Viéndolo en una gráfica no hay mucho que decir. Lo
llaman el precipicio de la energía neta. Y ahí es donde estamos, al
borde de un precipicio.
Esto
es lo que está pasando detrás de tantas cortinas de humo y tantos
cretinos aplaudiendo en los balcones.